El pequeño príncipe inca de Cerro el Plomo en Chile, de unos 9 años, que fue ofrecido como expiación al Dios Sol, parece estar durmiendo plácidamente, con la cabeza entre las manos, como si estuviera a punto de despertar. Sobrecargado de ofrendas de plata y oro, amuletos emplumados y con 123 coletas en la cabeza, fue aturdido con chicha y coca y llevado en una silla hasta el pico sagrado, donde el hielo lo sorprendió y momificó. El cuerpo, que ha sido maravillosamente conservado durante 500 años y parece estar vivo, fue descubierto en 1954 y todavía duerme hoy ... ¡en una vitrina refrigerada en el Museo de Santiago, Chile!
El pequeño príncipe inca de Cerro el Plomo en Chile, de unos 9 años, que fue ofrecido como expiación al Dios Sol, parece estar durmiendo plácidamente, con la cabeza entre las manos, como si estuviera a punto de despertar. Sobrecargado de ofrendas de plata y oro, amuletos emplumados y con 123 coletas en la cabeza, fue aturdido con chicha y coca y llevado en una silla hasta el pico sagrado, donde el hielo lo sorprendió y momificó. El cuerpo, que ha sido maravillosamente conservado durante 500 años y parece estar vivo, fue descubierto en 1954 y todavía duerme hoy ... ¡en una vitrina refrigerada en el Museo de Santiago, Chile!