Fotos del libro "La Cultura de los Incas"
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Los campos de cultivo en terrazas en las empinadas laderas de la Sierra han permitido el uso racional de la tierra. Las de Moray, en el departamento de Cuzco, son de forma circular y se habrían utilizado para el cultivo de coca.
«El cóndor pasa ... », canción popular peruana que celebra el vuelo del ave sagrada de los Andes sobre el Pacífico. A veces el cuntur, venerado por todos los pueblos del antiguo Perú y "mensajero del sol" de los incas se eleva majestuoso sobre los interminables desiertos de la costa.
El río Apurímac, el «Señor que habla», serpentea a través de las estrechas gargantas en innumerables curvas y retorcimientos antes de unirse a los miles de afluentes que juntos forman la vasta Amazonía en la lejanía.
El verde valle del Urubamba, el antiguo "río del sol", se abre a unos 20 km de Cuzco. Aquí Manco Capac desapareció camino a su último refugio, que aún no se encuentra por ningún lado.
Mientras que el cielo tropical y el Pacífico se funden en la distancia, el interior de Nazca en el sur de Perú es un desierto único y alargado, en el que solo ocasionalmente se destaca un cactus fantasmal.
Amanecer sobre el “infierno verde” del Amazonas, a cuya luz se mecen suavemente las piraguas de los indios Shipibo sobre la apacible laguna de Paococha.
La "diadema" de los Andes centrales, el gigantesco Nevado Huascarán, es con sus 6768 m el pico más alto del Perú y el segundo más alto de América. Su nieve eterna brilla sobre la Cordillera Blanca de unos 180 km de largo y la transforma en una «Suiza» peruana.
Bajo la tormenta que se acerca, el Qhapac Ñan, el camino real de los incas, se eleva a una altitud de 3500 a 4000 metros desde la entrada del valle sagrado hasta las puertas de Machu Picchu, que alguna vez estuvieron cerradas a los no iniciados.
Cuzco, el "ombligo" sagrado del Imperio Tahuantinsuyo, es hoy la capital arqueológica de América del Sur: inca, colonial y republicana al mismo tiempo. Frente a la Plaza de Armas, la antigua Huacaypata ceremonial, se levanta la iglesia barroca de La Compañía de Jesús donde una vez estuvo el Amarucancha de Huayna Capac.
¡Nieve en América del Sur! A 4000 m de altitud, este rebaño de lamas de Pampamarca se ha retirado al corral, donde soporta el invierno austral.
En el apacible “Edén” del sagrado valle tropical de los Incas, a una altitud de 3,100 metros, se extiende el vasto complejo arqueológico de Pisac, una de las “capitales” imperiales. Una treintena de residencias de la mejor arquitectura rodean el Intihuatana elíptico, dedicado al culto astral.
Entre los campos yermos en el sur del lago Titicaca, pintorescos caseríos rompen la monotonía del Altiplano, el “techo de los Andes” y la “tierra de las quimeras”.
El exuberante valle de Pisco se extiende al pie de la Cordillera, regado por los torrentes de los Andes. Aunque ubicado en el borde de los desiertos costeros, alimenta rebaños de vacas y los campos de maíz prosperan allí.
Conectados por andenes en media luna, las cuatro “cuencas” de Moray de 150 metros de profundidad con las siete terrazas escalonadas recuerdan a un coliseo. Sin embargo, los acueductos que los riegan hacen pensar que son más bien terrazas dedicadas al cultivo de papas para deshidratar (moraya) o "jardines de aclimatación" de flores mágicas.
Las cabañas con techo de paja, los corrales de llamas y los campos cultivados en la región de Acomayo están enmarcados por pequeños muros de piedra.
En un valle transversal que parte del Valle Sagrado de los Incas, las salinas escalonadas de Maras aún se explotan como en la época de los Incas. Según la tradición, los Maras "nacieron" y partieron de la cueva mitológica de Tamputoco con los cuatro antepasados Ayars de la dinastía imperial.
La montaña “salvaje”, el Nevado Salcantay, es el pico más alto de la Cordillera de Vilcabamba, que se eleva a 6271 metros, nos esconde Machu Picchu. En la parte inferior, un "campo heráldico " artístico con gráficos totémicos del puma y el cóndor se destaca claramente en el paisaje.
Absolutamente invisible desde el fondo del salvaje cañón del Urubamba, a una altitud de 2.500 metros a la sombra de Huayna Picchu, consagrada en un pedestal de granito inexpugnable, la fantasmal "Ciudad Perdida" de Machu Picchu se mantuvo así en el verdadero sentido de la palabra. Permaneció oculta durante 400 años hasta que el investigador estadounidense Hiram Bingham lo redescubrió milagrosamente en 1911.
En el apacible “Edén” del sagrado valle tropical de los Incas, a una altitud de 3,100 metros, se extiende el vasto complejo arqueológico de Pisac, una de las “capitales” imperiales. Una treintena de residencias de la mejor arquitectura rodean el Intihuatana elíptico, dedicado al culto astral. - 1969
