En casi toda la colina rocosa de Djado, que termina en escarpados acantilados al oeste, hay charcos alimentados por manantiales subterráneos, caldo de cultivo ideal para los mosquitos. En dirección al sur de Djado, se llega al valle de Kaouar. Al oeste, el desierto de grava del Teneré conduce a las montañas del Aïr. - Níger - 1968
En casi toda la colina rocosa de Djado, que termina en escarpados acantilados al oeste, hay charcos alimentados por manantiales subterráneos, caldo de cultivo ideal para los mosquitos. En dirección al sur de Djado, se llega al valle de Kaouar. Al oeste, el desierto de grava del Teneré conduce a las montañas del Aïr. - Níger - 1968