Producción de grandes vasijas de arcilla cerca de Choluteca en Honduras. - 1977

Las clases terminaron. La niña Yola de Puerto Cortés, en Honduras, está de camino a casa. Su paraguas protege tanto de la lluvia como del sol. - 1977

Una carreta de bueyes en la carretera entre Copán y La Entrada en Honduras. - 1977

Lavanderas cerca de Choloma, en el camino a Puerto Cortés en el Caribe. - 1977

En la playa de Travesía, cerca de Puerto Cortés, en Honduras, en la costa del Caribe. Aquí es donde Cristóbal Colón pisó el continente en su cuarto y último viaje en 1502. - 1977

Detalle de un muro en las ruinas de Copán. Este sitio, importante para la arqueología maya, se encuentra en el montañoso oeste de Honduras, en medio de la selva tropical. - 1977

Restos del castillo de San Fernando de Omoa, en Honduras. Hay muchas ruinas que datan de la época colonial en Centroamérica. Los conquistadores españoles se vieron a menudo obligados a construir verdaderas fortalezas para protegerse de los repetidos y valientes ataques de las poblaciones indias que intentaban, por todos los medios posibles, defender y salvaguardar la integridad de su territorio. Estas fortalezas consistían en un complejo de edificios y estaban diseñadas para resistir un asedio de cierta duración. Se construyeron principalmente en las proximidades de la costa caribeña y también se utilizaron durante los siglos XVI y XVII para repeler los intentos de desembarco de los piratas y saqueadores franceses e ingleses. Estos últimos, alentados por sus respectivos gobernantes, se volvieron cada día más audaces y emprendedores, constituyendo una amenaza permanente y creciente para las posesiones que los conquistadores españoles tenían en suelo americano. - 1977

Vista parcial del interior del castillo de San Fernando de Omoa, en Honduras. Este es uno de los almacenes de munición en el que abundan cientos de balas de cañón de todos los tamaños. Muchas de estas fortalezas, construidas en suelo americano por los conquistadores españoles, fueron utilizadas como arsenales en los que las tropas podían abastecerse. Estas fortalezas también proporcionaban cierta protección a los capitanes cuyos galeones iban cargados de objetos metálicos preciosos extraídos de las poblaciones indígenas de Sudamérica. Estos barcos, llenos de tesoros de valor incalculable, se dirigieron entonces a España en un largo y peligroso viaje. El permanente estado de inseguridad que reinaba en toda la colonia se mantenía por la hostilidad de las poblaciones indígenas hacia los invasores occidentales y por las amenazas que suponían los piratas y los salteadores franceses e ingleses en la costa atlántica. A esto hay que añadir las sangrientas luchas por el poder y por la posesión del oro que los conquistadores españoles establecidos en las diferentes regiones de Centroamérica libraban entre sí. - 1977

¡Una imagen extraordinaria! Cabras tirando de un carro en Choluteca, Honduras. - 1977

Barriles de cañones se encuentran en el patio del castillo de San Fernando de Omoa, en Honduras. Gran parte de estas fortalezas españolas se utilizaron como almacenes de armas para abastecer a las tropas. Los conquistadores españoles se vieron a menudo obligados a construir verdaderas fortalezas para protegerse de los briosos ataques de los indios, que intentaban por todos los medios defender la independencia de su país. - 1977

La iglesia y una calle del antiguo barrio colonial de la pequeña ciudad de Pespire, en Honduras, no lejos de la carretera Panamericana. Esta imagen muestra claramente el encanto que aún hoy desprenden muchos asentamientos campesinos de esta república de Centroamérica. - 1977

Restos del castillo de San Fernando de Omoa, en Honduras. Hay muchas ruinas que datan de la época colonial en Centroamérica. Los conquistadores españoles se vieron a menudo obligados a construir verdaderas fortalezas para protegerse de los repetidos y valientes ataques de las poblaciones indias que intentaban, por todos los medios posibles, defender y salvaguardar la integridad de su territorio. Estas fortalezas consistían en un complejo de edificios y estaban diseñadas para resistir un asedio de cierta duración. Se construyeron principalmente en las proximidades de la costa caribeña y también se utilizaron durante los siglos XVI y XVII para repeler los intentos de desembarco de los piratas y saqueadores franceses e ingleses. Estos últimos, alentados por sus respectivos gobernantes, se volvieron cada día más audaces y emprendedores, constituyendo una amenaza permanente y creciente para las posesiones que los conquistadores españoles tenían en suelo americano. - 1977

La iglesia y una calle del antiguo barrio colonial de la pequeña ciudad de Pespire, en Honduras, no lejos de la carretera Panamericana. Esta imagen muestra claramente el encanto que aún hoy desprenden muchos asentamientos campesinos de esta república de Centroamérica. - 1977

Tegucigalpa es la capital de Honduras y la ciudad más grande del país. Se encuentra en el sur del país, en una cuenca alta a orillas del río Choluteca, a unos 940 metros sobre el nivel del mar. El agua del río se utiliza para lavar. - 1977

Músicos mulatos de Choluteca, Honduras, tocan música con instrumentos de viento sencillos. En toda la época precolombina, los indios sólo conocían dos tipos de instrumentos musicales: los tambores y los instrumentos de viento (flautas, trompetas, silbatos, ocarinas) hechos de juncos, bambú o arcilla. Los instrumentos de cuerda, como las guitarras, arpas, violines y mandolinas, aparecieron en la época de la conquista española de América. Más tarde, se introdujeron instrumentos de cobre como trompetas, trombones, saxofones y cuernos, que fueron adoptados por los nativos. Esta introducción de nuevos instrumentos fue acompañada de la introducción de un estilo musical occidental. El uso de instrumentos extranjeros y la adopción de melodías foráneas cambiaron significativamente el folclore de la región. - 1977

Un mulato de Choluteca, Honduras, toca un sencillo instrumento de viento. En toda la época precolombina, los indios sólo conocían dos tipos de instrumentos musicales: los tambores y los instrumentos de viento (flautas, trompetas, silbatos, ocarinas) hechos de juncos, bambú o arcilla. Los instrumentos de cuerda, como las guitarras, arpas, violines y mandolinas, aparecieron en la época de la conquista española de América. Más tarde, se introdujeron instrumentos de cobre como trompetas, trombones, saxofones y cuernos, que fueron adoptados por los nativos. Esta introducción de nuevos instrumentos fue acompañada de la introducción de un estilo musical occidental. El uso de instrumentos extranjeros y la adopción de melodías foráneas cambiaron significativamente el folclore de la región. - 1977

Las clases terminaron. Estas chicas de Puerto Cortés, en Honduras, están de camino a casa. Sus paraguas protegen tanto de la lluvia como del sol. - 1977

La playa de Travesía, cerca de Puerto Cortés (Honduras), en la costa del Caribe. Este es probablemente el mismo paisaje que vio Cristóbal Colón cuando desembarcó en tierra firme en 1502 durante su cuarto y último viaje. Esta costa está expuesta a los vientos alisios del Atlántico. La temperatura es muy alta y las lluvias son abundantes durante todo el año. Estos dos factores permiten el desarrollo de una vegetación exuberante y variada. Todas las especies típicas de las regiones tropicales están representadas aquí. El mar está lleno de peces y en la playa viven muchos animales como las tortugas que frecuentan estos lugares sobre todo en la época de la puesta. En la espesura de la selva cercana, surcada por numerosos ríos, abundan los animales salvajes, como jaguares, ocelotes, tapires, agutíes, ciervos, marsupiales, reptiles, así como una multitud de monos y aves que hacen las delicias de los naturalistas. - 1977 -

En la costa caribeña de Honduras, tras regresar de una captura especialmente milagrosa. Una chica negra de la ciudad de La Ceiba ofrece unos hermosos pescados a los transeúntes. Los negros forman una población bastante importante que se ha asentado preferentemente en las zonas bajas y tropicales de las repúblicas centroamericanas, más concretamente en la costa atlántica. Esta etnia ha conservado muchas tradiciones en las que el elemento africano está siempre presente. De hecho, todos estos negros son descendientes más o menos directos de los esclavos que fueron traídos a América durante los siglos XVI y XVII por los conquistadores españoles. Este odioso comercio de ‘madera de ébano’ estaba motivado por el hecho de que los occidentales habían exterminado a la mayoría de los indios que, antes de la Colonia, poblaban las islas del Mar Caribe y el continente americano. A falta de mano de obra, los blancos decidieron sustituir a los nativos por africanos, a los que pusieron a trabajar en los trabajos más penosos. - 1977

La estela M y la "Escalinata de Jerogíficos" que se encuentran en las ruinas de Copán. Esta meca arqueológica maya se encuentra en la montañosa parte occidental de Honduras, en medio de la selva tropical. Se ha informado de que hay numerosos monumentos y estelas de piedra que están completamente grabados. Estas últimas, de tres o cuatro metros de altura, suelen evocar la forma de una figura. La figura va acompañada de glifos y un sistema de puntos y líneas que han permitido datar la estela. Es un arte barroco en el que la atención al detalle se ha llevado al extremo. Sin embargo, estos monumentos nunca son demasiado pesados, dadas sus excepcionales dimensiones. Esta obra de piedra es un testimonio del incomparable talento de los escultores mayas del antiguo imperio. - 1977

Estela D en Copán, un sitio arqueológico de la antigua civilización maya ubicado en el departamento de Copán al occidente de Honduras, a poca distancia de la frontera con Guatemala. - 1977

Estela en Copán, un sitio arqueológico de la antigua civilización maya ubicado en el departamento de Copán al occidente de Honduras, a poca distancia de la frontera con Guatemala. - 1977

Estela B en las ruinas de Copán. El emplazamiento de esta meca arqueológica maya se encuentra en la parte montañosa del oeste de Honduras, en plena selva tropical. Se ha informado de que hay numerosos monumentos y estelas de piedra que están completamente grabados. Estas últimas, de tres o cuatro metros de altura, suelen evocar la forma de una figura. La figura va acompañada de glifos y un sistema de puntos y líneas que han permitido datar la estela. Es un arte barroco en el que la atención al detalle se ha llevado al extremo. Sin embargo, estos monumentos nunca son demasiado pesados, dadas sus excepcionales dimensiones. Esta obra de piedra es un testimonio del incomparable talento de los escultores mayas del antiguo imperio. - 1977

Una cabeza en el campo en ruinas de Copán. Este sitio, importante para la arqueología maya, se encuentra en el oeste montañoso de Honduras, en medio de la selva tropical, no lejos de la frontera con Guatemala. - 1977

Una cabeza con boca redonda en las ruinas de Copán. Este sitio, importante para la arqueología maya, se encuentra en el oeste montañoso de Honduras, en medio de la selva tropical, no lejos de la frontera con Guatemala. - 1977

El altar L en el campo de ruinas de Copán. Este sitio, importante para la arqueología maya, se encuentra en el oeste montañoso de Honduras, en medio de la selva tropical, no lejos de la frontera con Guatemala. - 1977

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