Los ríos que bajan de la Cordillera Occidental atraviesan el desierto costero peruano en su camino hacia el Océano Pacífico. Alrededor de cuarenta valles con pisos anchos y bordes empinados se hunden en la mesa del desierto que se inclina suavemente hacia el mar. Forman oasis verdes con sus hileras de árboles bordeadas de viñedos, alfalfa y campos de hortalizas. Los recientes arrozales del río Jequetepeque, en los que los indígenas aran con carros de bueyes, recuerdan los modelos asiáticos. - 1976
Los ríos que bajan de la Cordillera Occidental atraviesan el desierto costero peruano en su camino hacia el Océano Pacífico. Alrededor de cuarenta valles con pisos anchos y bordes empinados se hunden en la mesa del desierto que se inclina suavemente hacia el mar. Forman oasis verdes con sus hileras de árboles bordeadas de viñedos, alfalfa y campos de hortalizas. Los recientes arrozales del río Jequetepeque, en los que los indígenas aran con carros de bueyes, recuerdan los modelos asiáticos. - 1976