Los montes Aïr son famosos por su arte rupestre, que data de entre el 6000 a.C. y el 1000 d.C. Se encuentra principalmente en la vertiente oriental de la cordillera, en la zona de transición hacia el desierto del Teneré. Se trata principalmente de grabados rupestres realizados con piedra puntiaguda y posiblemente con metal después del 1200 a.C. Según las representaciones más antiguas, se trataba de una zona de pastoreo, como demuestran las numerosas representaciones de ganado y grandes mamíferos (en particular, es mundialmente famoso el grabado de una jirafa de cinco metros de altura descubierto en Dabous en 1999). Sin embargo, en el III milenio a.C., la desertización se hizo patente y los tuaregs emigraron a esta región desde el norte. Las representaciones apuntan ahora a escenas bélicas en las que aparecen carros, caballos y escenas de batallas.
Los montes Aïr son famosos por su arte rupestre, que data de entre el 6000 a.C. y el 1000 d.C. Se encuentra principalmente en la vertiente oriental de la cordillera, en la zona de transición hacia el desierto del Teneré. Se trata principalmente de grabados rupestres realizados con piedra puntiaguda y posiblemente con metal después del 1200 a.C. Según las representaciones más antiguas, se trataba de una zona de pastoreo, como demuestran las numerosas representaciones de ganado y grandes mamíferos (en particular, es mundialmente famoso el grabado de una jirafa de cinco metros de altura descubierto en Dabous en 1999). Sin embargo, en el III milenio a.C., la desertización se hizo patente y los tuaregs emigraron a esta región desde el norte. Las representaciones apuntan ahora a escenas bélicas en las que aparecen carros, caballos y escenas de batallas.