Anciana indígena de La Antigua, Guatemala. En la sociedad india, los ancianos ocupan un lugar destacado y no están en absoluto relegados: comparten la vida cotidiana de los miembros de su comunidad hasta su muerte. Existe un profundo respeto entre los jóvenes y los mayores. Se expresa en la actitud de reverencia y sumisión que los primeros conceden espontáneamente a los segundos. El prestigio de un hombre o una mujer aumenta con los años. Además, los puestos más altos de la jerarquía social del grupo están siempre reservados a personas de cierta edad que, a lo largo de su vida, han demostrado inteligencia, gran probidad moral y una inquebrantable lealtad a la tradición. Sin embargo, en esta sociedad claramente patriarcal, las mujeres tienen un estatus muy especial. Comparten con sus maridos todas las ventajas y beneficios de desempeñar un papel importante en la comunidad. Muy a menudo, el anciano es llamado ‘principal’. Le corresponde dirigir las fiestas y ceremonias religiosas. Es el defensor a ultranza de las creencias y ritos que los indios conceden a sus dioses. Por su parte, la anciana india se ocupa de la educación de los pequeños y se dedica a diversas formas de artesanía que, como el tejido o la fabricación de cerámica, implican un talento muy seguro, paciencia y un perfecto conocimiento del oficio. - 1977
Anciana indígena de La Antigua, Guatemala. En la sociedad india, los ancianos ocupan un lugar destacado y no están en absoluto relegados: comparten la vida cotidiana de los miembros de su comunidad hasta su muerte. Existe un profundo respeto entre los jóvenes y los mayores. Se expresa en la actitud de reverencia y sumisión que los primeros conceden espontáneamente a los segundos. El prestigio de un hombre o una mujer aumenta con los años. Además, los puestos más altos de la jerarquía social del grupo están siempre reservados a personas de cierta edad que, a lo largo de su vida, han demostrado inteligencia, gran probidad moral y una inquebrantable lealtad a la tradición. Sin embargo, en esta sociedad claramente patriarcal, las mujeres tienen un estatus muy especial. Comparten con sus maridos todas las ventajas y beneficios de desempeñar un papel importante en la comunidad. Muy a menudo, el anciano es llamado ‘principal’. Le corresponde dirigir las fiestas y ceremonias religiosas. Es el defensor a ultranza de las creencias y ritos que los indios conceden a sus dioses. Por su parte, la anciana india se ocupa de la educación de los pequeños y se dedica a diversas formas de artesanía que, como el tejido o la fabricación de cerámica, implican un talento muy seguro, paciencia y un perfecto conocimiento del oficio. - 1977